Qué puede esperar el ecommerce durante la pandemia

Circula mucha información respecto del Covid-19. Son pocas las certezas al tratarse de un escenario completamente nuevo a nivel global. Sin embargo, hay algunas tendencias que parecieran ser generales y que nos llevan a entender qué pueden esperar los ecommerce o tiendas online durante la pandemia. También te mostramos cuáles son las expectativas de los ecommerce en Estados Unidos, a partir de un estudio de Quantum Metric que desarrolla business2community.

Algunas conclusiones

Si bien un 36% de los ecommerce consultados esperan una baja en sus negocios, Quantum Metric mostró que en promedio el ecommerce está mostrando un incremento de 52% en sus ingresos en tanto el incremento de la conversión sube un 8,8% respecto del mismo periodo en año anterior. Esto se explica por el mayor consumo online, con clientes que privilegian no tener que ir a una tienda física. De hecho, un 75% de los consumidores en EE.UU. indica que no quiere acercarse a una tienda, sino que planea realizar todas sus compras online. Ojo, que esto no implica que el ecommerce pueda compensar o mitigar la enorme baja de las ventas en tienda física. De todas maneras, no olvidemos la cadena de suministro: si bien los consumidores están más dispuestos a esperar por los productos que consumen (sabiendo que las ventanas de despacho pueden ser más extensas), la cadena de suministro puede verse afectada en algún momento. Incluso Amazon puede tener problemas para responder al exceso de demanda. Y esto puede derivar en que los terceros proveedores reduzcan su gasto en publicidad, lo que finalmente redundará en una baja en la venta de suministros. Si bien existen los predictores de demanda, en esta ocasión, ésta ha superó todas las expectativas. Por lo tanto los ecomerce pueden esperar tener que lidiar con problemas de inventario durante todo 2020, al menos en Estados Unidos. Este problema no será tan agudo en la medida que todos se verán afectados por igual.

Qué hacer

La semana que las Pymes callaron

En las últimas semanas muchos de los supuestos que conocíamos sobre el crecimiento de Chile aparecen cuestionados por las demandas sociales. Sin embargo, el caos político y social impide ver algunos hechos evidentes: que quienes están sufriendo las consecuencias del llamado despertar de Chile son, mayoritariamente, empresas pequeñas, negocios atendidos por su dueño, comerciantes que viven del flujos de caja muchas veces estrechos, para quienes una semana sin ventas implica un posible cierre de operaciones. No se trata de una interpretación antojadiza; es la realidad que ellos mismos exponen, su vivencia personal, que también puede traducirse a números: según cifras oficiales el fin de semana los daños al comercio ya podían cifrarse en US$ 1.400 millones.

Pareciera que todo aquel trabajador o emprendedor que lleva a cuestas, en alguna parte, la etiqueta de comerciante y sus derivados, ha sido injustificadamente condenado por la efervescencia sin cauce que se ha tomado las calles, sobre todo en los últimos días.

No se trata de desmerecer la urgencia que existe por generar cambios estructurales. Pero la mayoría de quienes somos catalogados de pequeños empresarios o emprendedores queremos sacar adelante a nuestro país.

Muchos ya lo han dicho, entre ellos el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Manuel Melero: el daño a los comercios no es únicamente material, es de larga data e involucra el trabajo y capital de toda una vida. Y las consecuencias son reales: las transacciones de nuestros clientes (aproximadamente 6.000 empresas) se han reducido considerablemente respecto de lo que venden en una semana regular. Y al leve repunte que se vio el lunes, siguió una nueva baja.

Mientras los medios extranjeros se enfocan, no sin razón por cierto, en las manifestaciones, protestas, en los heridos y en la responsabilidades del

gobierno, la actividad económica se estanca y las inversiones se detienen. La manifestación pacífica de 1.2 millones de personas fue hermosa y nos llevó a olvidar el vandalismo que se ha vivido. ¿Pero qué hemos logrado si lo único que nos queda es permanecer a la deriva, entre la violencia que requiere ser detenida y una demanda social que pareciera imposible de satisfacer a falta claridad sobre los caminos que involucra? ¿Qué se obtiene al empujar al gobierno a realizar cambios cuyas consecuencias ni siquiera alcanzamos a evaluar? Piñera modificó su gabinete esta semana, y sin darle espacio a los nuevos ministros para que expongan sus propuestas, los llamados a manifestarse continuaron y, con ellos, el espacio para que grupos violentos se organicen y sigan devastando no solo propiedad pública y privada, sino, más importante aún, el mismo tejido social que cobija legítimas demandas.

Desde la vereda del emprendimiento estamos disponibles para hacer todo lo que sea necesario en favor de la reactivación económica, con apoyo a las empresas que se han visto afectadas. Aunque lo que hagamos no parezca suficiente, hacemos un llamado, quizás redundante a estas alturas, a ser propositivos, a entender que las pequeñas empresas mueven al país y que sin ellas ningún cambio traerá beneficios reales a todos los chilenos. También queremos sumarnos a la causa de Desafío Levantemos Chile y su iniciativa “A mí sí me importa“. ¡Apoyemos a los más pequeños para reactivar la economía!

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